samedi 27 août 2016

87- Una fruta, ¿qué es?

UNA FRUTA, ¿QUÉ ES?


Consumimos frutas a diario, es una de las bases de nuestra alimentación, nos recomiendan mucho consumir cinco piezas al día.
Pero en realidad, una fruta, ¿qué es?
¿De qué sirve?


Para entender lo que es una fruta y cuál es la justificación de su existencia, hay que ponerse en la perspectiva de la planta, no del ser humano que quiere comer un postre, o que quiere una dieta equilibrada.

La planta, al igual que todos los seres vivos, tiene una prioridad absoluta en la vida, reproducirse, asegurar la continuidad de la especie. En la mayoría de los casos, lo hace mediante la producción de semillas.

Imagen: http://www.sawondo-sport.com/images/206/blog/206_5833.jpg

El sentido usual de la palabra fruta incluye la mayoría de productos vegetales dulces, que a menudo se consumen a modo de postre. Ahí encontramos la manzana, el melocotón, la cereza, el mango, el lichi, la chirimoya y muchos más. También se incluye la piña, el higo o la fresa por ejemplo, aunque no lo sean (son falsas frutas, infrutescencias en el caso de la piña y el higo, poliaquenio en el caso de la fresa), o también de la avellana, la almendra, la nuez, bajo la denominación genérica de “frutos secos”, que tampoco lo son. Sin embargo no incluimos la berenjena, el pimiento, la calabaza o el calabacín, aunque lo sean.
Hoy me voy a centrar sobre el sentido botánico de la palabra, y sobre el papel que juega la fruta desde el punto de vista de la planta. El mundo vegetal no hace nada por casualidad. Si la fruta existe, es que hay una justificación a su existencia. El hombre consume la fruta porque la encontró a lo largo de su búsqueda, en la época en que todavía era cazador-recolector, y desde entonces, aprendió a domesticarla mediante la agricultura.

La fruta es la envoltura de la semilla, pues es una parte carnosa de forma, tamaño, color y consistencia muy variables. La fruta solo existe por la semilla. Una prueba simple: si hay un problema de polinización, que la semilla aborta, la pequeña fruta se cae antes de iniciar su desarrollo. La planta no puede gastar toda la energía necesaria para la fabricación de una fruta si la semilla no ha podido formarse, con el riesgo de agotarse inútilmente.

La estructura general es la misma, sea cual sea la fruta. Son las diferencias de aspecto, de textura, de composición y de proporción de cada uno de los elementos que determinan las características de cada fruta.
A continuación, lo que dice Wikipedia en su edición francesa:

Imagen: https://66.media.tumblr.com/tumblr_lllbhvyLO61qktyf1o1_500.gif

“Pericarpio
El pericarpio es la pared de la fruta, procedente de la transformación, después de la fecundación, de la pared del ovario. Para las falsas frutas, resulta de la transformación del receptáculo floral.
El pericarpio está formado de tres capas:
-       El epicarpio, generalmente colorado, usualmente llamado piel;
-       El mesocarpio, que da la parte jugosa de las frutas carnosas;
-       El endocarpio, a veces lignificado y llamado hueso.”
Pero la planta tiene que enfrentar un problema fundamental: no se puede desplazar.
Sin embargo necesita que sus semillas sean transportadas un poco o mucho más lejos, cosa que no puede hacer sola, salvo caso especial (como es el caso del pepinillo del diablo, ecballium elaterium, capaz de proyectar sus semillas a más de diez metros de distancia https://www.youtube.com/watch?v=wOIHzl2h9a8).

¿Por qué esta necesidad de mandar sus semillas a lo lejos?
Para evitar una superpoblación en una misma zona limitada y un problema alimentario y de supervivencia. Pues necesita esparcir sus semillas en los alrededores, fuera de la zona de influencia de la copa de pie madre. El reino vegetal ha demostrado una increíble capacidad para imaginar y poner en marcha sistemas variados y muy efectivos para conseguirlo.
Algunas plantas emplean a los animales para el transporte de sus semillas. Para eso, la semilla debe ser atrayente, pero protegida.
Otras prefieren emplear el aire o el agua como medio de transporte. Para eso, la semilla debe ser ligera y “equipada” para poder viajar.

Volvamos a nuestra planta, que lleva frutas, a menudo gordas y pesadas, que necesita esparcir sus semillas a varios metros del pie madre.
¿Cuál es la solución? Emplear los animales, móviles, que van a pasar cerca. Pero para conseguirlo, hay que atraerlos. Vamos a encontrar pues una gran diversidad de colores, de formas, de aromas, de sabores, e incluso de tamaño de frutas, para atraer determinados tipos de animales.
Por ejemplo, todas las frutas cuya semilla es de gran tamaño (melocotón, albaricoque, mango, ciruela, etc.), intentan atraer mamíferos o a grandes réptiles, que tendrán la posibilidad de transportarlas.
Las frutas con semillas pequeñas (manzana, pera, cítricos, tomate, cucurbitáceas y otras), también pueden atraer a pájaros y pequeños roedores.

Entonces la fruta en sí, la que comemos, evitando cuidadosamente el hueso, ¿de qué sirve exactamente?

Tiene varios papeles, a menudo consecutivos, a lo largo de su desarrollo.
Durante todo el ciclo, tiene un papel protector permanente de la propia semilla. Por ejemplo, en caso de granizo o helada, es primero la envoltura que soporta los daños. La semilla solo será afectada si el problema es grave.


A principio del ciclo, la semilla en formación, todavía muy pequeña, está envuelta por carne que la protege de los problemas climáticos, y es normalmente poco atractiva, repelente o incluso a veces tóxica para los animales y los insectos, para evitar que la fruta sea devorada antes de que la semilla sea viable.
Durante esta fase, si la planta se encuentra en una situación peligrosa, en la que su supervivencia está amenazada, todavía tiene la posibilidad de descargarse (parcialmente o totalmente) de sus frutas, para intentar sobrevivir. “Sabe” que, ya que todavía está a principio del ciclo, no tiene posibilidad de llevar la semilla hasta su madurez. Por lo tanto es más prudente descargarse para intentar sobrevivir al problema, con el fin de intentarlo otra vez al año siguiente.

Más adelante, se produce el cuaje, fenómeno hormonal complejo que hace que la fruta se agarra definitivamente a la planta. Ya no hay casi posibilidad de caída fisiológica. La fruta engorda, al mismo tiempo que la semilla se desarrolla y crece. Puede ser utilizado por la planta a modo de reserva de agua y de nutrientes, en caso de encontrarse en una situación de riesgo (sequia, inundación, ataque parasitario), que pueda comprometer su supervivencia. Este reservorio constituido por la fruta, debe permitir a la semilla terminar su evolución, aunque la planta termine muriéndose. En el mundo vegetal, al igual que en el mundo animal, la prioridad no es la supervivencia del individuo, sino a la perennidad de la especie. Es normal y usual que un individuo se sacrifique para asegurar la supervivencia del grupo o de la descendencia.

Cuando este la evolución de la semilla terminada, la planta provoca la maduración de la fruta, acompañada de un cambio de color y de la producción de sustancias atrayentes, como los azúcares y los aromas, para atraer los animales que necesita la planta para la diseminación de la semilla. Los animales van a detectar, luego consumir o llevarse la fruta, et tirar la semilla un poco más lejos, cumpliendo así su papel en la diseminación de la especia vegetal.
El tamaño, el color, el tipo de carne, los aromas, son tantos caracteres que van a determinar los animales que serán atraídos por cada tipo de fruta. Le evolución local de individuos silvestres añade también una variabilidad genética dentro de una misma especie vegetal.
Los hibridores, los que crean variedades por vías naturales (por polinización controlada, no por transgénesis), buscan esta variabilidad genética debida a los cruces casuales en la naturaleza, y a las adaptaciones locales, para transmitir los caracteres interesantes. Por ejemplo, una fruta silvestre originaria de una región muy húmeda tendrá probablemente una tolerancia o resistencia a determinadas enfermedades fúngicas o bacterianas favorecidas por la humedad. Este carácter va poder ser transmitido a una parte de su descendencia.

Foto: http://leschauvessouris.l.e.pic.centerblog.net/ef0529ca.jpg

Para el agricultor, en el caso de la mayoría de las frutas y hortalizas, lo que más importa, es la envoltura, no la semilla que, a menudo, no se consume. Pero excepto caso particular, sin semilla, no hay fruta.
Por eso es importante entender que el objetivo de la agricultura es producir la fruta, cuando la planta intenta producir la semilla contenida por la fruta.

Nuestro interés por la fruta no es el mismo que el de la planta.
La planta protege su semilla por mediación de la fruta. La fruta existe para soportar agresiones de todas clases, climáticas, ataques de insectos o de enfermedades. No tiene mayor importancia, siempre que la semilla este a salvo.
Pero el agricultor debe proteger la planta contra todas las agresiones exteriores, ya que su objetivo es de conseguir una fruta presentable y bonita, para poder venderla.
Debe proteger el protector.

Debe ser capaz de producir la fruta, incluso si la semilla no es viable.

Esta diferencia de finalidad representa un reto y una de las dificultades fundamentales de la producción agrícola.

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